Los colectores van montados a los lados del motor con el objetivo de encauzar el aire hacia la zona posterior del cilindro, mejorando así su refrigeración. Su tamaño, en fase de diseño, hay que sopesarlo cuidadosamente: el motor de 60 cc, de hecho, tiene pocos caballos de potencia y unos colectores demasiado grandes acabarían teniendo un efecto negativo, al constituir una barrera que perjudicaría el rendimiento del kart.

Con el KZ, hay que frenar con determinación, pero la frenada solo tiene que ralentizar el kart, no pararlo. Además, hay que reducir la velocidad lo más tarde posible. Al mismo tiempo, por otra parte, es importante mantener el kart recto para sacarle el máximo partido al agarre. Lo aconsejable para frenar de manera eficaz a la hora de tomar las curvas después de una recta es utilizar mucho el freno, ir bajando luego las primeras marchas pero esperar hasta el último segundo antes de meter la última, que es con la que se sale de nuevo.

Si el asiento es más ancho, hay que modificar solo los tubos del lado izquierdo del chasis, el que se corresponde con el freno trasero. En cambio, los soportes del lado del motor no hay que tocarlos, ya sea porque están pensados para hacerle sitio al motor mismo, sea porque no es una estructura concebida para ser doblada.

El motor 60 Mini no tiene una potencia elevada, por lo que es raro que se desplace hacia la parte trasera durante su utilización, alterando la tensión de la cadena. Por este motivo, yo, por ejemplo, en los minikarts nunca monto el tensor de cadena, un accesorio que, sin embargo, es indispensable en las categorías superiores.

Una buena salida no depende solo de lo bueno que es el piloto, sino también de la carburación: si tenemos una mezcla demasiado enriquecida o demasiado empobrecida en el motor, la respuesta de este al soltar el embrague cambia, y esto puede determinar una mala salida, especialmente con pilotos menos expertos.