Editorial
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Bruno Mazzeschi: Alonso, el único
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Soy un fan del karting desde hace mucho tiempo, pero en todos esos años ningún piloto me ha impresionado tanto como Fernando Alonso. Tenía algo que nunca he vuelto a ver: ¡la rabia por llegar, por ganar!
Cuando corría en Italia, muchas veces llegaba conduciendo en coche desde España, lo cual suponía muchas horas en la carretera.
Una vez llegó con su padre a Parma un jueves por la noche, y en lugar de perder el tiempo buscando hotel, simplemente aparcó su FIAT Regata blanco junto a la verja del circuito, y pasó allí la noche. ¡Evidentemente, a la mañana siguiente, fueron los primeros en llegar a la pista!
Las travesuras a la hora de conducir son un verdadero signo de talento, y en el caso de Fernando, un ejemplo claro fue la carrera Genk 1996, en Bélgica, una especie de campeonato mundial para la clase Júnior.
Se denominaba la Copa de los Cinco Continentes, si no me equivoco.
En aquella época, Alonso corría con la marca de karts MW, de Mike Wilson, y estaba muy fuerte. Estuve viendo la carrera desde el costado de la pista, al lado de Wilson, una verdadera leyenda del karting con seis títulos de campeón del mundo. Sinceramente, no recuerdo la posición exacta de salida de Alonso, debió ser la tercera o cuarta fila.
A mitad de carrera, ya estaba colocado segundo, muy pegado al primero, pero su rival se defendía duro. Vuelta tras vuelta, me giré varias veces para mirar a Mike Wilson, que encendía un cigarrillo tras otro.
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