Cuando el problema del sobreviraje se produce en entrada de curva, el kart tiende a ser inestable en el juego posterior en fase de frenada (es decir, basta un pequeño ángulo de giro para hacer un trompo).
El fenómeno puede ser contrarrestado aumentando la distancia entre las ruedas posteriores, cerrando la convergencia delantera, o bien reduciendo unos milímetros la distancia entre las ruedas anteriores.
Como siempre, estas modificaciones tienen efectos colaterales en las otras fases de la curva, en concreto: con una menor distancia entre las ruedas, el eje delantero pierde capacidad de agarre a lo largo de toda la fase de curva, también en el centro/salida, donde quizás la respuesta del vehículo ya era satisfactoria.
Al margen de casos particulares, esta es una regla general a tener siempre en cuenta para quien se dispone a modificar la configuración del kart: todo cambio puede suponer una mejora en una determinada fase de la curva pero, con frecuencia, puede perjudicar en otra. Un buen técnico es aquel que sabe dar con un buen término medio; y un buen piloto es el que sabe dar las indicaciones apropiadas, útiles para ello.